Así como Jack Doohan sumó varias maniobras desafortunadas en la Fórmula 1 para darle la razón a Alpine de que cinco carreras era un tiempo prudencial para evaluar su rendimiento, Franco Colapinto también hizo un movimiento clave en pista. A diferencia del australiano, la movida del pilarense convenció: talento le sobra y por ella quedó posicionado como un piloto que está a la altura de la titularidad en cualquier escudería.
En la temporada pasada, Colapinto debutó en Williams. La historia es sabida: el equipo se agarraba la cabeza porque lo del pilarense había sido por demás aceptable y mantenerlo como piloto de reserva sería muy difícil. No se le podía asegurar una titularidad porque los británicos ya tenían todo acordado para la continuidad de Alexander Albon y la llegada de Carlos Sainz.
En Williams entendieron, especialmente James Wolves, una especie de padrino en la Fórmula 1 de Colapinto y director del equipo, que era mejor buscarle un lugar donde eventualmente tuviera mayores chances de conducir un monoplaza en carrera. Esa búsqueda terminó de activarse cuando el piloto de 21 años corrió en Austin, Texas.
En el Gran Premio de los Estados Unidos, el ahora piloto titular de Alpine realizó un fenomenal sobrepaso. En un deporte en el que pueden sobrar las palabras de elogios fuera de la pista, es en ella donde hay que “hablar” y con autoridad, como lo hizo en la carrera final de octubre de 2024 en la que quedó 10° y sumó un punto.
Una unidad clave, quizás más que las cuatro anteriores que había logrado por su octavo puesto en Azerbaiyán. En esa carrera realizó un sobrepaso de calidad; como un veterano, pese a que era una de sus primeras pruebas en la “Máxima”. Tan buena fue que la eligieron como la mejor del mes de octubre y, en diciembre, fue elegida por la gente como la preferida del año.
El escenario era desconocido para el piloto argentino: en Austin debutó en una carrera Sprint con un puesto 12. Nada mal; ya estaba demostrando que absorbió mucha experiencia en sus tres primeras competencias. En la carrera larga del domingo, Colapinto se acercó a Fernando Alonso, campeón del mundo en 2005 y 2006 en la recta, utilizó el sistema para mejorar su velocidad y acercarse al coche del asturiano. El español no pudo descifrar el amague que le hizo el argentino. Transcurría la vuelta 23, Colapinto atacó por el exterior, haciendo que Alonso se cerrara para defender la posición. Con el Williams, el pilarense superó al Aston Martin por el lado interno, el menos pensado, y se lanzó en la curva para superar al bicampeón.